miércoles, 2 de febrero de 2011

UN FARO EN EL DESIERTO

Este era un hombre que se puso a construir un faro en medio del desierto.

Todos se burlaban de él y lo llamaban loco. ¿A qué un faro en medio del desierto? El hombre no hacía caso y seguía, callado, su labor.

Un día por fin acabó el faro. En la noche sin luna y sin estrellas el espléndido rayo empezó a girar en las tinieblas del aire, como si la vía láctea se hubiera convertido en carrusel, y sucedió que en el momento que el faro comenzó a dar su luz, surgió de pronto en el desierto un mar, y hubo en el mar buques trasatlánticos, y vuelos de submarinos de ballenas, y puertos con mercaderes de Venecia, y piratas de barba roja, y holandeses errantes, y sirenas.
Todos se asombraron, menos el constructor del faro. Él sabía que si alguien enciende una luz en medio de la oscuridad, al brillo de esa luz surgirán... muchas maravillas...

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